sábado, 26 de marzo de 2011

OCCHI CHIUSI

Seguía andando. De pronto, oí unos pasos, algo que me tranquilizó sorprendentemente, pues al fin habría encontrado a alguien después de siglos vagando en esa monótona soledad. Paré, pero al girarme no vi absolutamente nada. Todo seguía tan solitario, tan aburrido y tan extraño como siempre. Entonces comprendí lo ingenua que había sido. Aquellos pasos eran míos, continuaba sola. Me pregunté cómo no habría desesperado ya entre tanto vacío. Emprendí mi marcha de nuevo, por esos caminos trazados con un mísero rastro de lo que en un tiempo fue alegría, deseando encontrar a alquien entre esa nada que se extendía frente a mis ojos, ya ciegos y apenas abiertos. Y fue cuando los vi a ellos, que les había tenido siempre delante. Comprendí que si no estaba desesperada era gracias a ellos que siempre estuvieron para mantenerme firme en mi camino, aún cuando yo no me daba cuenta de que les tenía.
E'

2 comentarios:

  1. Están delante pero a veces cuesta verlos, pero por suerte no somos ciegos y los acabamos viendo :)

    ResponderEliminar